Aceptadlo, seguro que alguna vez os habéis sentido
identificados con la siguiente situación.
Tú molas. Eres un tío guay y lo sabes. No vistes nada mal,
la gente te recuerda que molas (tanto tu como lo que haces), podrías saludar a
la mitad de tu ciudad, …, en fin: nadie mola más que tu..
¿O sí? No. Pero esa gente que no mola tanto se pasa la vida
acudiendo a fiestas privadas, viajes a destinos a los que nunca podrás ir,
festivales y conciertos, en todas parten. Todo y tener una vida casi perfecta
no molan tanto como tú, son unos pijos ricos y asquerosos que van de chungos
guays (a estos les dedicaremos todo un artículo, se lo merecen).
Pero te gustaría disfrutar de esa vida social. Lo siento, eres pobre.
Aunque no todo está perdido. Tú sabes que molas, aprovéchalo
y no digas que no si alguna vez te dejan entrar en su círculo. Ni que sea la
fiesta más cutre que hagan en todo el año. Una vez dentro demuestra quien eres
y reza para quedarte en su lista de invitados permanentes.
¿Preparado? Sí, además de molar das envidia y eso es lo más,
pero aprovecha porque va a durar poco. Ni que tu cuerpo aguante tu cartera es
débil.
Así que necesitas currártelo, ellos saben que molas, pero
algún día se darán cuenta que no eres de los suyos. Posiblemente ese día llegue
cuando no puedas cubrir los gastos de tu propia fiesta.
¡Suerte!
Atentamente,
Sr. Puercoespín (un tipo que mola mucho)
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